Aún
no has podido olvidar aquella triste tarde de febrero.
Acabas
de salir del instituto, mientras que tu hermana mayor duerme. Como de costumbre
se levanta de mal humor, ha tenido una fuerte discusión con tu madre, ella
quiere ir a casa de su amiga pero tu madre la ha castigado y no quiere dejarla
ir.
Te
encanta verla molesta, así que la provocas para discutir. Siempre la molestas,
aunque ella también lo hace contigo.
La
provocas y te burlas porque tu madre no la deja salir. Se enfada, pero no se
pelea contigo porque eres la consentida de tus padres y nunca te castigan.
Pasadas
unas horas, cuando ya se le ha pasado el enfado, ve, que estás viendo las fotos
de cuando érais pequeñas y se pone a verlas contigo. Veis las fotos de cuando
íbais a la playa con vuestros padres y al parque con vuestros abuelos. Os lo
pasábais genial.
Mientras
veis las fotos llega vuestra madre y tu hermana sigue insistiendo en que la
deje salir con su amiga, pero tu madre sigue negándose y vuelven a pelear.
Tu
hermana se pone muy borde e histérica y grita muy fuerte a tu madre, así que te
metes en su defensa.
Tu
hermana empieza a insultarte, te golpea y te tira al suelo, pero cuando va a
pedirte perdón la empujas y cae por la escalera.
Intentas
alcanzarla pero no lo logras. Cae y se da un fuerte golpe en la cabeza.
Está
tumbada en el suelo, pálida, y tiene un corte en la frente del cual le sale
sangre.
Intentas
ayudarla pero ya es demasiado tarde.
Tu
hermana ha muerto y tú has sido la que la ha empujado, la causante de su
muerte.
Aquella
horrible tragedia ha dejado huella en tu vida, tal huella que nunca has podido
ser feliz, nunca pudiste olvidar aquella horrible y triste tarde de febrero, la
tarde en que una parte de ti murió con tu hermana.
Bibian Martinez Peris.
3º ESO A.
IES 9 d’Octubre.
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